Día 8: Caen y Beuvron en Auge

Este día lo dedicamos íntegramente a Caen y alrededores; empezamos callejeando por todas aquellas calles que habíamos visto la tarde interior tan llenas de gente, ahora evidentemente mucho más tranquilas.

Primero visitamos Abbaye aux Hommes (la Abadía de los hombres), que fue fundada por Guillermo el Conquistador y hoy en día es el Ayuntamiento.

Pero el día había amanecido tan soleado y tan bonito, que decimos coger el coche para ir a BEUVRON EN AUGE que se encuentra a tan solo 30 minutos. Es un pueblo muy pequeño pero muy bonito, que se encuentra en la ruta de la sidra. En 1971 un particular inició su renovación para salvaguardar el pueblo, y acabó obteniendo la clasificación de una de las villas más bellas de Francia. Todas sus casas están muy cuidadas, y también nos gustaron muchos los carteles colgantes de los comercios.


  

En resumen una vista bastante agradable y que se puede hacer en poco más de 1 hora. Ya que estábamos en la ruta de la sidra aprovechamos para llevarnos un par de botellas, había dulce y brut, así que nos llevamos 1 botella de cada.

De vuelta a Caen dejamos el coche en el hotel y nos fuimos a comer, ya que las 3 cogíamos un barco “Bateau Hastings” que hace un recorrido de Caen a Ouistreham. El paseo duró 2’30 horas y costó 13 €.


Es un paseo muy agradable que pasa por el Pegasus Bridge, puente muy famoso durante la Segunda Guerra Mundial, ya que aquí desembarcaron los primeros soldados aliados, concretamente británicos. En realidad el puente actual es una réplica, ya que el original no podía soportar el tráfico actual.

 


También se pasa cerca del Café Gondrée, que también fue muy famoso, por la labor de espionaje de los dueños. Se encuentra al ladito del puente Pegasus.


El barco llega a Ouistreham donde da la vuelta, y regresa a Caen, por el mismo sitio.

Después del paseíto en barco nos fuimos a Abbaye aux Dames (la Abadía de las mujeres), que fue fundada por la reina Matilde, esposa de Guillermo el Conquistador, hoy en día es el Consejo Regional. Digamos que se divide en dos partes, la iglesia y luego el claustro, al que se accede desde otro sitio, que es donde está la sede del Consejo Regional. Nuestro temor era que al llegar estuviera cerrado ya o no nos dejaran entrar ya que la hora de cierre estaba cerca; pero nos ocurrió algo bastante curioso.

Llegamos y estaba abierto, pero nos dijeron que estaba cerrado por una exposición, y solo se entraba con invitación. Así que nos fuimos, y al salir y dar unos pocos pasos nos llamaron (uno de los que nos había dicho que no se podía entrar), nosotros miramos con cara de ¿es a nosotros? y le seguimos. Al entrar había uno que chapurreaba español y nos dijo que aunque no estaba abierta al público, podíamos hacer una breve visita.

Decir que era una exposición muy moderna, a la que evidentemente no le hicimos mucho caso, dimos una vueltecita por el claustro y salimos. Decir que nos pareció todo un detalle que se molestaran en ir a por nosotros a la calle y dejarnos entrar.

Y bueno ya había llegado la hora de la cervecita, nuestro hotel esta al ladito del puerto, así que dimos una vueltecita y fuimos a una cervecería tipo irlandés, que a nosotros nos encantan, donde nos tomamos una cerveza bien fresquita.

Tras la cervecita se nos hizo hora de cenar y después de dar un par de vueltas elegimos una Crepería, que nos encantó, nos pedimos unas tortillas, que aquí las hacen bien hermosas y con bastante acompañamiento, y de postre unos creps, nos pedimos uno de caramelo que estaba de vicio y uno de chocolate que tampoco estaba nada mal.

Recomendación para cenar "l’Instant" en Rue de l’Engannerie 23, en la zona del puerto; la carta consiste en creps, ensaladas y tortillas; un lugar bastante agradable, así como su camarero; y la relación calidad precio bastante buena.

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